Al tener un diamante ya sea solo o como parte de una pieza de joyería, usted no debería mostrarse ajeno a la procedencia del mismo. Muchas veces por desconocimiento se pueden alimentar causas que van en contra de la tranquilidad de algunos países mediante la compra de los diamantes en conflicto.
Escenario de lujo y terror
Hace un par de décadas que en algunos países africanos se dio a conocer a nivel mundial del mal uso que se le daba a la explotación del diamante en bruto. En países como Angola, Liberia, Costa de Marfil, etc. se utilizaba al diamante como medio de financiamiento para los conflictos internos. Tras esta explotación y como consecuencia de ella se ha producido mucho derramamiento de sangre. Es por eso que a estos diamantes se los conoce como “Diamantes de Sangre”.
Otro caso del mal uso de la explotación la conocemos en Zimbabue desde donde se han reportado denuncias de abusos en contra de los derechos humanos.
El Proceso de Kimberley
A raíz de esta problemática desde 2003 diversos gobiernos, las Naciones Unidas, ONGs se unieron y establecieron una manera de rechazar estos diamantes en conflicto, con la intensión de evitar que estos entren en la cadena de suministro legítimo de diamantes. Por su parte la industria del diamante representado por las diversas joyerías a nivel mundial ha adoptado un sistema de garantías para asegurar a sus consumidores que los diamantes que ellos compren estén libres de todo conflicto durante su explotación.
Gracias a estas medidas más del 99% de los diamantes del mundo provienen de fuentes libres de conflicto. Usted asegúrese que la joyería donde piense comprar sus diamantes haya adoptado el Sistema de certificación del Proceso Kimberley, evitando así comprar un Diamante en Conflicto.
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